Pareciera
una actitud para la cual no se tiene cavidad en pleno siglo XXI, sin embargo,
los estereotipos
y discriminación hacia el tatuaje mismo no han sido erradicados
de la sociedad.
La
prueba de que el tatuaje ha convivido desde siempre con el hombre se encontró
en 1991 en un glaciar situado en la frontera entre Austria e Italia. Allí
apareció congelado un cazador neolítico de hacía 5300 años, con la espalda y
rodillas tatuadas.
El tatuaje
se remonta al tiempo de los egipcios, se tienen pruebas de que ya conocían y
practicaban la técnica del tatuaje hace 3000 años; era realizado exclusivamente
por mujeres, un proceso doloroso que la mayoría de las veces se usaba para
demostrar valentía o confirmar la madurez.
El
tatuaje fue reintroducido en la sociedad occidental por los expedicionarios
ingleses dirigidos por el Capitán Cook en su vuelva de Tahití en 1771.
La
asociación entre los tatuajes y la delincuencia, provino de los marineros, gente
que a menudo se embarcaba durante largos períodos de tiempo para evitar a la
justicia, así es como se llegó a la conclusión de que poseer un tatuaje, era el
equivalente a huir de la ley, y por ende, ser catalogado como una mala
persona. El tatuaje se usaba también
como castigo, y los individuos acusados de sacrilegio debían ser tatuados
Los
tatuajes permanecieron en letargo
hasta que resurgieron con los hippies
en los años 60 y 70, estos adoptaron el tatuaje y lo elevaron a la categoría de
arte, abandonando los motivos marineros y realizándose grandes diseños muy
coloristas, acorde con la época. Esto hizo salir el tatuaje de los puertos y
empezó una primera popularización del tatuaje.
En
Norte América, se asoció el tatuaje con prácticas religiosas y mágicas, era un
rito simbólico y una marca única que permitiría que el alma superara los
obstáculos en su camino a la muerte. El tatuaje era una práctica común entre
los nativos de América Central, los nativos tatuaban en sus cuerpos imágenes de
dioses.
En
América donde había existido desde siglos atrás, sólo tuvo eco masivo durante
la Guerra Civil.
Actualmente
es común ver como el tatuaje ha pasado por un proceso en el cual los individuos
deciden de manera independiente que uso dar a su cuerpo y con qué tatuaje
decorar su piel.
A
pesar de que hace miles de años estas prácticas llegaban a ser exclusivas,
ahora existen más de 1200 tatuadores en México, esto según el Instituto
Nacional de Estadística y Logística (INEGI).
Pero
el hecho de que haya infinidad de lugares donde llevarlo a cabo, no quiere
decir que sean bien vistos.
Una
sociedad arraigada y hasta doble moral, siguen representando al tatuaje como
algo malo, hasta el punto de la discriminación.
“Uno de cada 10
habitantes posee un tatuaje. Es decir, 12 millones personas, de las cuales la
mayoría no sobrepasan los 20 años”, expresó la responsable de Asuntos de Juventud, del Consejo Nacional
para Prevenir la Discriminación (Conapred), Blanca Jiménez Segura, en el marco
del Proyecto “Tatuajes, Arte, Identidad y Discriminación”, que lleva a cabo por
la asociación Civil Circo Volador, en la Ciudad de México.
Para tratar de controlar la discriminación que
viven las personas que han decidido tatuarse, la Secretaría de
Salud emitió el siguiente comunicado:
CONSIDERANDO
Que la Ley Federal de Procedimiento Administrativo establece las bases
para llevar a cabo la mejora regulatoria sistemática de los trámites que
aplica la Administración Pública Federal; que el 24 de abril de 2012, se
publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que
se reforma y adicionan diversas disposiciones del Reglamento de Control
Sanitario de Productos y Servicios, en el cual se estableció el Título
Vigésimo Quinto Bis Tatuajes, Micropigmentaciones y Perforaciones.
Que el artículo 224 Bis 3 del Reglamento de Control Sanitario de
Productos y Servicios señala que los tatuadores, micropigmentadores y
perforadores, previo a la realización del procedimiento deberán aplicar
al usuario un cuestionario a efecto de verificar que el estado de salud
sea óptimo;
Que el artículo 224 Bis 4 del Reglamento de Control Sanitario de
Productos y Servicios señala que previamente a la ejecución de un tatuaje,
micropigmentación o perforación, los tatuadores, micropigmentadores o
perforadores, proporcionarán a los usuarios información clara, completa y precisa respecto
del procedimiento y una vez recibida la información correspondiente, los
usuarios manifestarán su consentimiento firmando la carta de aceptación
respectiva;
Que el artículo 224 Bis 5 del Reglamento de Control Sanitario de
Productos y Servicios señala que los procedimientos de tatuajes,
micropigmentaciones o perforaciones, en menores de dieciocho años de
edad, sólo podrán ser realizados cuando se cuente con la autorización por
escrito de uno de quien ejerza la patria potestad o de su tutor, previa
comprobación de ese carácter;
Que a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en el segundo transitorio
del Decreto por el que se reforma y adicionan diversas disposiciones del
Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios y para
dar certeza y seguridad a los particulares respecto del modelo que
contenga el cuestionario, el consentimiento informado y la autorización de
quien ejerza la patria potestad o tutor en el caso de menores de
dieciocho años, que deberán aplicar los tatuadores, micropigmentadores o perforadores,
previo a la realización de los procedimientos de tatuajes,
micropigmentaciones o perforaciones.
Por ello, es que el encargado del
departamento de Recursos humanos del Hospital San Francisco De Asís, César
Vargas, habla acerca de cómo es que los tatuajes, en un ambiente laboral tan
delicado como lo es un centro médico, pudieran costarle su trabajo, inclusive
al mejor médico.
“En el área de salud hay ciertos
criterios que deben de aplicarse al momento de contratar a alguien, porque
debes de brindar esa imagen de pulcritud.
Los criterios eran personas de género indistinto, obviamente tenían que reunir
los requisitos profesionales (…) las políticas de imagen son distintas, porque
si el tatuaje es visible si pueden perjudicar su contratación, porque se les
debe brindar una imagen a los pacientes del sanatorio (…) desde este punto si
interviene el tatuaje, siempre y cuando es visible”.
Debido a esto, es que en esta área es
un tanto complicado crecer, ya que los pacientes siempre están vulnerables,
atraviesan una etapa difícil y su estabilidad emocional puede hacer que no
quieran que una persona tatuada les brinde el servicio.
“Es cuestión social y de la imagen
que quiera prestar la empresa, en área de salud se cuida mucho esto y por eso
el personal va de blanco, en otro tipo de empleos, no creo que haya o debería
de haber problema en contratar a una persona con un tatuaje visible”. Sentenció
César Vargas.
Sin
embargo, ¿no influye la sociedad en esta toma de decisiones?, el sociólogo
Ernesto Ivon dijo en entrevista:
“El
problema de los tatuajes radica en el estigma que se tiene con los grupos que
se forman dentro de las prisiones, de ahí que la sociedad los vea como algo
malo”
“Es una
forma de representar la pertenencia a una cultura, en África se tatúan, en
Australia todavía las tribus están tatuadas, es el sentido de pertenencia a una
cultura (…) México tiene un atraso muy grande en el sentido de respetar las
culturas de los demás, todavía estamos muy dominados con una cultura católica
que te marca en tu proceder (…) Estamos evolucionando, pero aún no es
suficiente”. Dijo el sociólogo Ernesto Ivon, ante la actual perspectiva.
“El tatuaje
no está peleado con la inteligencia o capacidad de las personas, estamos
evolucionando, ¿hace falta mucho? Si. Pero es gracias a los jóvenes, ellos
están llevando a cabo este cambio”
Pero, nadie
sin un tatuaje, puede ser capaz de juzgar los motivos de una persona al
realizarse uno, debido a que si bien es trillada aquella frase “cada cabeza es
un mundo”, es muy cierta.
José
Sánchez de 23 años, tiene tres tatuajes y era adolescente cuando se realizó el
primero, -Un pez Coa- el cual para él simbolizaba las ganas y la fe de salir
siempre adelante.
“Yo tenía
14 años cuando me lo hice, me dolió mucho porque necesite tres sesiones para
terminarlo debido a los colores (…) no recuerdo bien cómo es que me nació
marcarme el cuerpo, o cuando mi gusto por los tatuajes salió a la luz, sólo que
un día fui con mis amigos a ver a un tatuador de la ciudad y varias horas
después ya tenía al coa (…) No soy un criminal, ni siquiera tengo problemas
económicos, hasta cierto punto vivo bien, mis papás son profesionistas y mi
hermana médico.”
Según la psicóloga Alejandra Vázquez, esto es
una ideología que les puede marcar ciertos significados (a los tatuados) que
para la persona puede ser importante, ya sea en el ámbito negativo o positivo.
Cuando José cumplió dieciséis, se tatuó la
frase “Cree siempre en ti”, en una parte del cuerpo que no quiso mostrarnos,
días después un símbolo chino que significa “Fe”.
Desde un punto de vista psicológico esto nos
demuestra que como José y otros jóvenes que han tomado este tipo de decisiones,
han pasado por un momento de su vida en el que han necesitado un medio que les
brinde fortaleza.
“Las personas que se tatúan por moda, caen en
lo mismo que aquellos que se pintan el cabello o se hacen cierto tipo de
peinado, nada más que la persona tiene que estar consciente que el tatuaje
difícilmente se va quedar (…) nada más que si es por moda, probablemente
perderán el interés muy rápido” Concluyó, sentenciando al mismo tiempo a que
los jóvenes piensen dos veces antes de tatuarse.
Finalmente es la sociedad quien crea este tipo
de conflictos, volviendo la intolerancia como un detonante para que las
personas, encuentren más trabas al querer salir adelante, sin embargo, aunque
es una minoría quienes repudian un acto como este, si llegan afectar la calidad
de vida de las personas; en nuestras manos está erradicar y comprender que un
tatuaje no te vuelve mejor o peor persona.
-Margaret Salvador.
-Rocío Vázquez.