sábado, 13 de febrero de 2016

La verdadera tinta del tatuaje


Pareciera una actitud para la cual no se tiene cavidad en pleno siglo XXI, sin embargo, los estereotipos y discriminación hacia el tatuaje mismo no han sido erradicados de la sociedad.
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La prueba de que el tatuaje ha convivido desde siempre con el hombre se encontró en 1991 en un glaciar situado en la frontera entre Austria e Italia. Allí apareció congelado un cazador neolítico de hacía 5300 años, con la espalda y rodillas tatuadas.
 El tatuaje se remonta al tiempo de los egipcios, se tienen pruebas de que ya conocían y practicaban la técnica del tatuaje hace 3000 años; era realizado exclusivamente por mujeres, un proceso doloroso que la mayoría de las veces se usaba para demostrar valentía o confirmar la madurez.

El tatuaje fue reintroducido en la sociedad occidental por los expedicionarios ingleses dirigidos por el Capitán Cook en su vuelva de Tahití en 1771.
La asociación entre los tatuajes y la delincuencia, provino de los marineros, gente que a menudo se embarcaba durante largos períodos de tiempo para evitar a la justicia, así es como se llegó a la conclusión de que poseer un tatuaje, era el equivalente a huir de la ley, y por ende, ser catalogado como una mala persona. El tatuaje se usaba también como castigo, y los individuos acusados de sacrilegio debían ser tatuados
Los tatuajes permanecieron en letargo hasta que resurgieron con los hippies en los años 60 y 70, estos adoptaron el tatuaje y lo elevaron a la categoría de arte, abandonando los motivos marineros y realizándose grandes diseños muy coloristas, acorde con la época. Esto hizo salir el tatuaje de los puertos y empezó una primera popularización del tatuaje.
En Norte América, se asoció el tatuaje con prácticas religiosas y mágicas, era un rito simbólico y una marca única que permitiría que el alma superara los obstáculos en su camino a la muerte. El tatuaje era una práctica común entre los nativos de América Central, los nativos tatuaban en sus cuerpos imágenes de dioses.
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En América donde había existido desde siglos atrás, sólo tuvo eco masivo durante la Guerra Civil.
Actualmente es común ver como el tatuaje ha pasado por un proceso en el cual los individuos deciden de manera independiente que uso dar a su cuerpo y con qué tatuaje decorar su piel.
A pesar de que hace miles de años estas prácticas llegaban a ser exclusivas, ahora existen más de 1200 tatuadores en México, esto según el Instituto Nacional de Estadística y Logística (INEGI).
Pero el hecho de que haya infinidad de lugares donde llevarlo a cabo, no quiere decir que sean bien vistos.
Una sociedad arraigada y hasta doble moral, siguen representando al tatuaje como algo malo, hasta el punto de la discriminación.
Uno de cada 10 habitantes posee un tatuaje. Es decir, 12 millones personas, de las cuales la mayoría no sobrepasan los 20 años”, expresó la responsable de Asuntos de Juventud, del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Blanca Jiménez Segura, en el marco del Proyecto “Tatuajes, Arte, Identidad y Discriminación”, que lleva a cabo por la asociación Civil Circo Volador, en la Ciudad de México.
Para tratar de controlar la discriminación que viven las personas que han decidido tatuarse, la Secretaría de Salud emitió el siguiente comunicado:

CONSIDERANDO
Que la Ley Federal de Procedimiento Administrativo establece las bases para llevar a cabo la mejora regulatoria sistemática de los trámites que aplica la Administración Pública Federal; que el 24 de abril de 2012, se publicó en el Diario Oficial de la Federación el Decreto por el que se reforma y adicionan diversas disposiciones del Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios, en el cual se estableció el Título Vigésimo Quinto Bis Tatuajes, Micropigmentaciones y Perforaciones.
Que el artículo 224 Bis 3 del Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios señala que los tatuadores, micropigmentadores y perforadores, previo a la realización del procedimiento deberán aplicar al usuario un cuestionario a efecto de verificar que el estado de salud sea óptimo;
Que el artículo 224 Bis 4 del Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios señala que previamente a la ejecución de un tatuaje, micropigmentación o perforación, los tatuadores, micropigmentadores o perforadores, proporcionarán a los usuarios información clara, completa y precisa respecto del procedimiento y una vez recibida la información correspondiente, los usuarios manifestarán su consentimiento firmando la carta de aceptación respectiva;
Que el artículo 224 Bis 5 del Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios señala que los procedimientos de tatuajes, micropigmentaciones o perforaciones, en menores de dieciocho años de edad, sólo podrán ser realizados cuando se cuente con la autorización por escrito de uno de quien ejerza la patria potestad o de su tutor, previa comprobación de ese carácter;
Que a fin de dar cumplimiento a lo dispuesto en el segundo transitorio del Decreto por el que se reforma y adicionan diversas disposiciones del Reglamento de Control Sanitario de Productos y Servicios y para dar certeza y seguridad a los particulares respecto del modelo que contenga el cuestionario, el consentimiento informado y la autorización de quien ejerza la patria potestad o tutor en el caso de menores de dieciocho años, que deberán aplicar los tatuadores, micropigmentadores o perforadores, previo a la realización de los procedimientos de tatuajes, micropigmentaciones o perforaciones.
Por ello, es que el encargado del departamento de Recursos humanos del Hospital San Francisco De Asís, César Vargas, habla acerca de cómo es que los tatuajes, en un ambiente laboral tan delicado como lo es un centro médico, pudieran costarle su trabajo, inclusive al mejor médico.
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“En el área de salud hay ciertos criterios que deben de aplicarse al momento de contratar a alguien, porque debes de brindar esa imagen de pulcritud. Los criterios eran personas de género indistinto, obviamente tenían que reunir los requisitos profesionales (…) las políticas de imagen son distintas, porque si el tatuaje es visible si pueden perjudicar su contratación, porque se les debe brindar una imagen a los pacientes del sanatorio (…) desde este punto si interviene el tatuaje, siempre y cuando es visible”.
Debido a esto, es que en esta área es un tanto complicado crecer, ya que los pacientes siempre están vulnerables, atraviesan una etapa difícil y su estabilidad emocional puede hacer que no quieran que una persona tatuada les brinde el servicio.
“Es cuestión social y de la imagen que quiera prestar la empresa, en área de salud se cuida mucho esto y por eso el personal va de blanco, en otro tipo de empleos, no creo que haya o debería de haber problema en contratar a una persona con un tatuaje visible”. Sentenció César Vargas.
Sin embargo, ¿no influye la sociedad en esta toma de decisiones?, el sociólogo Ernesto Ivon dijo en entrevista:
“El problema de los tatuajes radica en el estigma que se tiene con los grupos que se forman dentro de las prisiones, de ahí que la sociedad los vea como algo malo”
“Es una forma de representar la pertenencia a una cultura, en África se tatúan, en Australia todavía las tribus están tatuadas, es el sentido de pertenencia a una cultura (…) México tiene un atraso muy grande en el sentido de respetar las culturas de los demás, todavía estamos muy dominados con una cultura católica que te marca en tu proceder (…) Estamos evolucionando, pero aún no es suficiente”. Dijo el sociólogo Ernesto Ivon, ante la actual perspectiva.
“El tatuaje no está peleado con la inteligencia o capacidad de las personas, estamos evolucionando, ¿hace falta mucho? Si. Pero es gracias a los jóvenes, ellos están llevando a cabo este cambio”
Pero, nadie sin un tatuaje, puede ser capaz de juzgar los motivos de una persona al realizarse uno, debido a que si bien es trillada aquella frase “cada cabeza es un mundo”, es muy cierta.
José Sánchez de 23 años, tiene tres tatuajes y era adolescente cuando se realizó el primero, -Un pez Coa- el cual para él simbolizaba las ganas y la fe de salir siempre adelante.
“Yo tenía 14 años cuando me lo hice, me dolió mucho porque necesite tres sesiones para terminarlo debido a los colores (…) no recuerdo bien cómo es que me nació marcarme el cuerpo, o cuando mi gusto por los tatuajes salió a la luz, sólo que un día fui con mis amigos a ver a un tatuador de la ciudad y varias horas después ya tenía al coa (…) No soy un criminal, ni siquiera tengo problemas económicos, hasta cierto punto vivo bien, mis papás son profesionistas y mi hermana médico.”
Según la psicóloga Alejandra Vázquez, esto es una ideología que les puede marcar ciertos significados (a los tatuados) que para la persona puede ser importante, ya sea en el ámbito negativo o positivo.
Cuando José cumplió dieciséis, se tatuó la frase “Cree siempre en ti”, en una parte del cuerpo que no quiso mostrarnos, días después un símbolo chino que significa “Fe”.
Desde un punto de vista psicológico esto nos demuestra que como José y otros jóvenes que han tomado este tipo de decisiones, han pasado por un momento de su vida en el que han necesitado un medio que les brinde fortaleza.
“Las personas que se tatúan por moda, caen en lo mismo que aquellos que se pintan el cabello o se hacen cierto tipo de peinado, nada más que la persona tiene que estar consciente que el tatuaje difícilmente se va quedar (…) nada más que si es por moda, probablemente perderán el interés muy rápido” Concluyó, sentenciando al mismo tiempo a que los jóvenes piensen dos veces antes de tatuarse.
Finalmente es la sociedad quien crea este tipo de conflictos, volviendo la intolerancia como un detonante para que las personas, encuentren más trabas al querer salir adelante, sin embargo, aunque es una minoría quienes repudian un acto como este, si llegan afectar la calidad de vida de las personas; en nuestras manos está erradicar y comprender que un tatuaje no te vuelve mejor o peor persona.

-Margaret Salvador.

-Rocío Vázquez. 

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